Megève siempre ha fascinado. ¿Pero conoces realmente su historia? Con un pasado y un patrimonio únicos, déjate contar sobre los orígenes del pueblo, desde un pueblo agrícola hasta una famosa estación de esquí. Descubra los secretos de estas historias que, transmitidas de generación en generación por los niños del país, aún hoy configuran la identidad del resort, acunado entre tradición y modernidad.

Érase una vez en Megève

Antes de la llegada del turismo de invierno, Megève era sobre todo una tranquila ciudad agrícola donde los habitantes aprovechaban tierras fértiles y ricas. Megève, del nombre celta “Mageva” que significa pueblo en medio de las aguas, es un lugar propicio para la agricultura y la ganadería. Muy rápidamente, Megève se vuelve propicia para la práctica de actividades más deportivas, como el senderismo en verano y el esquí en invierno.

De hecho, los primeros turistas llegaron a Megève ya en el siglo XIX. Muchos peregrinos frecuentan el Santuario del Calvario y con ello, la llegada de los primeros turistas en busca de aire fresco. Poco a poco el pueblo se fue desarrollando hasta convertirse en un centro turístico de renombre internacional.

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Pero no fue hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial que el esquí se mencionó en Megève, en particular gracias a un artículo de la periodista Mathilde Maige-Lefournier, alpinista de Chambéry, que defendía el esquí en las alturas del pueblo.

Titulado “Megève o la glorificación del esquí”, su artículo es un verdadero foco de atención que ya tendrá su influencia y potenciará el pueblo como meca de los deportes de invierno.

Fue entonces cuando, en 1914, se creó la primera competición de esquí, como lo demuestran las numerosas fotografías de este período de descubrimiento y desarrollo. Los agricultores inventan los remontes, casi todo será probado.

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SABÍAS ? – La historia del escudo de armas de la ciudad de Megève

Para descubrir los orígenes del actual escudo hay que remontarse a la época de los Condes de Capré, señores del lugar en el siglo XVII. Habiendo dependido durante mucho tiempo de la castellanía de Flumet, Megève no tenía su propio escudo de armas. Hasta 1698, el territorio de Megève, con la notable excepción del ayuntamiento y del Pré de Foire, formaba parte del dominio directo de los príncipes de la Casa de Saboya.

Ese año, Victor-Amédée II, para cubrir los gastos de la última guerra con Francia, tuvo que poner en venta esta castellanía y los derechos feudales que de ella se derivaban. Adquiridas por Joseph Nicolas de Bieux, conde de Flumet, fueron revendidas en 1699 a François de Capré, auditor de la cámara de cuentas, quien también compró Demi-Quartier en 1702.

Victor-Amédée II, en reconocimiento a la acción de Hyacinthe de Capré, hijo de François de Capré, durante las negociaciones que dieron lugar al Tratado de Utrecht que data de 1713, estableció el señorío de Megève como condado. El primer conde de Megève eligió entonces para su escudo una cabra llamada Capra en latín: “Azur con cabeza y cuello de cabra tallados en plata, con un jefe de oro”, con el lema “Non Indigna Coelo”, es decir, “Mi La familia no es indigna del Cielo”. En 2005 el escudo fue ligeramente modificado y ahora corresponde a esta descripción heráldica: “Pavimento azul con cabeza de cabra y collar con jefe de plata”.

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