Increíblemente hermosa, Megève brilla bajo el sol y brilla bajo la luz de la luna. En Megève, el día y la noche revelan los mil y un matices de un vagabundeo celeste y aéreo de toda grandeza, el tiempo de un viaje sumamente luminoso. Vuela para sentir que te crecen alas y únete al mundo aéreo de las águilas y quebrantahuesos o simplemente para contemplar la Vía Láctea al caer la noche... ¡hay más de una experiencia mágica y vertiginosa que vivir en el aire de Megève!
Para tomar un poco de aire fresco…
Acércate a las cumbres o circula por encima de las nubes para ganar altura, ver las cosas a lo grande o simplemente escuchar sentir el soplo del aire en tu cara ventosa y escuchar el viento silbar entre las ramas...
Elemento sutil e invisible, el aire nos ayuda a emprender el vuelo, proporcionándonos una sensación de libertad única y salvadora.
En un entorno siempre impresionante, basta con capturar por un momento la magia de un cielo estrellado o de un vuelo con vistas al Mont-Blanc.